miércoles, 7 de junio de 2017

´No hay otra manera

No me acuerdo exactamente de dónde te conocí, ni de cómo fue, ni si quiera me acuerdo de cuáles fueron las primeras palabras que intercambiamos. Solo me acuerdo de cómo me mirabas a los ojos, y de cómo yo examinaba los tuyos. Y recuerdo lo limpia y pura que era tu mirada. La profundidad de tu mirada, tan profunda como el mar, un mar que deseaba descubrir, quería llegar al fondo. Tu mirada siempre transmitía paz y calma, pero recuerdo, que cuando te vi por primera vez, tenías la mirada triste. En ese entonces no sabía el por qué. Solo sabía, que a partir de ese momento, mi necesidad primaria ibas a ser tú.
La primera vez que sentí el amor en el más amplio significado de la palabra fue cuando por primera vez nos fundimos en un mismo cuerpo, cuando en vez de dos, éramos uno. Cuando la habitación se llenó por completo de nuestros murmuros de placer y no hacía falta decir nada para transmitirnos lo mucho que nos amábamos. Esa vez sí que la recuerdo perfectamente. Recuerdo la expresión de tu rostro, con los ojos cerrados y la boca entreabierta. Recuerdo que supe, que tú, eras el amor. ¿Cómo la gente puede enamorarse de personas diferentes si el amor eres tú?
Y también recuerdo la peor noche que viví, cuando todo dejó de ser bonito, cuando el amor fue reemplazado por el miedo, luego se convirtió en dolor y ese dolor llegó a transformarse en rabia. Pero sigo amándote. Fue esa misma noche cuando entendí porque tenías esa mirada triste la primera vez que te vi. Esa noche la sangre fue derramada, esa misma sangre que te ardía cada vez que nos uníamos. Recuerdo como de tus venas salía un líquido espeso de un rojizo tan apasionado y fuerte como nuestro amor. Hasta tu sangre era bonita.
Al igual que descubrí el amor contigo, descubrí también el dolor más dolor que puede llegar a existir. No podíamos estar juntos porque la sociedad no nos lo permitía, y tú decidiste que era mejor quitarte tú la vida a que te la quitasen los demás. Querías ser hasta la dueña de tu muerte.
Todos te querían ver morir. "¿Cómo un hombre se hacía ver como una mujer? ¿Cómo un hombre se atrevía a decir que ERA una mujer?" Iban a por ti, a por nosotros. A por lo único bonito que había en nuestras vidas. No podíamos estar juntos. 
Antes de verte morir, solía sentirme triste. Triste por nosotros, triste por nuestro amor que a ojos de otros era pecador. Triste, siempre triste. Pero al menos tenía la suerte de conocer el amor. 
Lo que sentí cuando te vi caer en el suelo de tu habitación, esa habitación que conocía nuestros recuerdos más secretos, fue desgarrador. Me hundiste en la soledad. Me diste la vida en días contados y me la quitaste cuando decidiste morir.
He olvidado la mayoría de tus recuerdos, pero me niego a pensar que ya no existes.
A ojos de los demás, yo también dejaré de existir. Me reúno esta noche contigo, mi amor. De todos modos, yo ya había dejado de vivir cuando te perdí.
La naturaleza dejará de ser salvaje, la paz total llega esta misma noche, me voy de viaje a donde estás. Una vez te prometí que no me separaría de ti y desde que te fuiste he estado deseando volver a ti.

luces, cámara... Y ACCIÓN

La mente de Shakespeare era muy poderosa. Es de las únicas personas que seguramente son capaces de conquistar el mundo con sus palabras. Tanto de conquistar el mundo, como conquistar corazones. Creo que cualquiera de nosotros sería capaz de enamorarse de Shakespeare, de enamorarse de su carisma, de su sabiduría. A pesar de que hacía maravillas con sus palabras, también era capaz de hacer maravillas encima del escenario. Porque era actor., y me llama mucho la atención como se llamaba el teatro donde trabajaba. The Globe. El mundo. Es tan cierto que todos somos actores. Hipócritas. Falsos a veces. Todos guiamos nuestra propia vida y tenemos que actuar para vivir. Shakespeare era... Impresionante.

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DEMETER

En una de mis entradas hablé sobre Hera. Y, en esta, tengo pensado hablar sobre Deméter.
Deméter para los griegos, Ceres para los romanos, es la diosa de la agricultura. Así como Hera, es hija de Cronos y Rea, primera generación de Olímpicos y hermana mayor de Zeus.

Como sociedad agrícola y ganadera, en Grecia se la adoraba ya que, era de ella de quien dependía que las cosechas prosperasen y los animales no murieran. Vamos, que sin ella, no había vida.

En algún momento, Deméter se quedó embarazada de Zeus (pasemos de darle protagonismo al Señor de los Olímpicos) y tuvieron a Perséfone. Cuando creció, Perséfone estaba recogiendo flores mientras era vigilada por las ninfas/oceánides, pero se alejó de allí. Al ir a coger un lirio/narciso, de debajo de este apareció Hades, señor de los infiernos. Hades, impresionado por su belleza, decidió que sería muy romántico raptarla, a pesar de los forcejeos y gritos por parte de Perséfone. Se la llevó a su guarida sin que "ningún hombre" bajo el Sol lo viera. Deméter escuchó el grito de su hija, pero no la encontró por ningún sitio, ni las Ninfas, ni los mortales, nadie había sido testigo de lo que había pasado. Absolutamente nadie sabía quién se la había llevado, ni a dónde. Solo algunos habían escuchado el grito.
Durante 9 días y noches, Deméter se dedicó a buscar a su hija por la tierra y por el cielo, sin descanso. Al fin dio con Hécate (o esta la acompañaba, según la fuente), que le dijo que si nadie "bajo el sol" lo había presenciado, debía preguntarle a este mismo. Hermes, al ver la furia, de la madre, le dijo la verdad.
Zeus, su hermano y padre de su hija, había prometido a Perséfone a Hades, dando su aprobación para que la raptase y la llevara a sus dominios. Llevando su hoz dorada (una especie de espada que era de oro), Deméter fue a cantarle los 40 y le pidió que le devolviera a su hija.


Pero Zeus ya había dado su palara, y no se podía hacer nada. Entonces, Deméter abandonó el Olimpo, desatendiendo a sus deberes como diosa de la naturaleza. Y, marchitada su belleza y despojada su divinidad, se fue a vagabundear por el mundo de los mortales, con la apariencia de una anciana cansada de caminar, se sentó en una piedra de Eleusis, que a partir de entonces recibiría el nombre de "piedra de la tristeza". Allí se la encontraron los parientes del rey Eleusiano, a quien acabó sirviendo como nodriza de su hija Triptolemo. Apiadándose del escuálido recién nacido, por las noches le daba de mamar ella misma para hacerle inmortal. Su madre, Metanira, lo descubrió y asustada, interrumpió el proceso. En ese momento, Deméter reveló su divinidad, exigiéndole que se eligiera un templo a su honor y se instalara su culto en Eleusis. Además, le proporcionó semillas a Triptólemo.

Qué clase de padre tienes que ser para vender así a tu propia hija, dejando que le raptasen, sin hacer nada al respecto, dando su permiso. Y luego todos aman a Zeus, oh imperioso Zeus. Siempre quedan como las malas las muejres, porque todos tienen poder sobre nosotras. Es el patriarcado, saben que mandan, y se aprovechan de ello. 

Me gustan las diosas del Olimpo, porque siempre son más fuertes de lo que parecen,