Ay, ingenuo Édip... Pobre de ti, que no podías escapar de tu destino.
Ay, ingenuo Édip... Pobre de ti, que tu destino estaba en manos de los dioses.
Ay, ingenuo Édip... Pobre de ti, que tuviste el peor final sin, que tú, pudieses evitarlo.
Ay, ingenuo Édip... Pobre de ti, que tu vida fue una mentira.
Ay, ingenuo Édip... Pobre de ti, que te viste solo y engañado en una vida que no parecía ser la tuya.
Ay, ingenuo Édip... Permíteme hacerte una pregunta, ¿qué hubieses sentido si te hubieses mirado al espejo al saber quién eras?
Tengo una buena noticia para ti, tengo que decirte que no eres el único. No eres el único engañado, ni el único que no sabe quién es. Actualmente, miles de personas se miran al espejo y no reconocen su propio reflejo... la verdad es que nada ha cambiado de tu época a la mía. Los sentimientos son los mismos, nuestras preguntas son las mismas, y hasta nuestros desconciertos son los mismos. Pero hay una cosa que puede que lo hubiese cambiado todo, ¿quieres saber a qué me estoy refiriendo? No voy a retrasar los acontecimientos como hicieron en su día para ocultarte la verdad, y te lo voy a decir ya. Ay, lo que tengo que decirte, ingenuo Édip, es que tu vida era solo tuya. Tengo que decirte, que nada lo decidieron los dioses, tu destino no estaba en las manos de nadie, querido e ingenuo Édip, hasta en esto fuiste engañado.
Porque tu vida estaba en tus propias manos, y la cosa esta de que vuestro destino lo decidían los dioses era una excusa para no haceros cargo de vuestras propias acciones. Y Édip, tú que sufrías por algo que ni si quiera era real, porque TÚ tenías las riendas de TU propio destino, tú decidiste tu propio camino, solo fuiste tú. No te lamentes más, de verdad, tu vida fue una mentira, pero tranquilo, la nuestra también.
Al igual que tú, nosotros también somos engañados, nacemos y somos engañados cuando nos montan la historia de Papá Noel y de los reyes magos. Luego también somos engañados por los medios de comunicación, hasta por los políticos somos engañados. Pero eso de que no te puedes fiar de nadie no es verdad, ay, si de quienes menos nos podemos fiar somos de nosotros mismos, porque somos capaces de causarnos en dolor más profundo. Y temo decirte que tú, te causaste el dolor más desgarrador a tu propio ser. ¡Podrías haber elegido! Todos podemos elegir. Actualmente somos nosotros quienes decidimos qué carrera estudiar, somos nosotros quienes decidimos si deberíamos dejar a nuestra pareja por "x" motivos o permanecer con ella, somos nosotros quienes decidimos qué personas queremos que se queden en nuestra vida ay quienes no porque son tóxicas para nosotras o por cualquier otra razón... Pero en todas las ocasiones somos nosotros quienes decidimos. ¿Pero sabes qué? Antiguamente también lo eran. Fue decisión tuya irte de tu casa para acabar con Iocasta, si hubieses pasado del Oracle y hubieses permanecido en tu HOGAR nada de lo que te pasó te hubiese ocurrido. Ay, no te excuses más, ingenuo Édip, ningún Dios te arrastró a la fuerza para que te fueras de tu hogar.
Nos hacen creer en cosas como el destino y demás. Pues qué triste pensar que tu vida no es tuya, ¿no? Mi cuerpo, es mío, y por eso hago lo que quiero con él. Mi vida, es mía, y por eso tomo las decisiones que yo quiero para ella. No hay más. Nosotros escribimos nuestra propio destino, poco a poco. Porque no sabemos nada... El pasado ya no lo tenemos, el futuro aún no nos ha llegado, así que lo único que tenemos es el AHORA.
Minuto a Minuto. Esa es mi filosofía de vida. Solo me preocupo para lo que va a pasar el próximo minuto, para lo que voy a hacer el próximo minuto, porque es el ahora, porque es lo único que tenemos.
Nunca vamos a saber quienes somos, somos indefinibles. Porque ni si quiera somos quienes nos proponemos ser. Claro que tenemos una identidad, pero... ¿Quiénes somos en realidad? Somos lo que queremos ser pero en realidad no acabamos de serlo, usamos un escudo protector llamado personalidad... Nos montamos nuestra burbuja, ¿yo soy así o yo soy asá?
Mi casa, mi familia, mi novio, mis amigos, mis series favoritas, mis libros favoritos, la música que escucho, mi exnovio, dinero, lo que sueño, lo que pienso, lo que siento, mi infancia, autoestima, mi primer beso, mi primer amor, mi adolescencia, concierto, mi primera borracheras, mis retos, objetivos, mi vida... ¿Se supone que estas cosas son mi identidad?
Lo siento, Édip, me compadezco de ti, fuiste una mentira.